La Sal según Aristóteles


Para Aristóteles la sal era ‚»tierra quemada», el compendio de los cuatro elementos: la tierra, el agua, el fuego y el viento. Los 4 elementos dan vida a la sal de forma natural.


El mar: el agua es captada de la ribera del océano Atlántico que baña la costa de Fuencaliente, vértice sur de la isla de La Palma.

El sol: el calentamiento previo se produce en los cocederos o charcas, donde se concentra la salinidad, de 36 gr./litro a unos 290 gr./litro antes de llegar a los cristalizadores.

La tierra: el agua más concentrada llega a los cristalizadores o salinas, pequeños rectángulos de barro y piedra negra que atrae el calor y permite la cristalización del agua marina, alcanzando 360 gr./litro su punto más álgido.

El aire: La sal se extrae de las salinas para colocarla a su orilla y así, los alisios pueden secarla y extraerle la humedad para su almacenamiento.

Los artesanos de la sal: aplican el buen hacer de la tradición.

La recolección: Desde los antiguos romanos se recolectaba la sal y se distinguía como un producto apreciado. Los humanos han utilizado herramientas para su recogida, herramientas tradicionales que han llegado a la actualidad como es el¬†rastrillo o raspadera, o el cedazo «empleado para la recolección de la apreciada» Flor de sal.

El almacenamiento: Antes de las primeras lluvias otoñales, la cosecha debe estar almacenada, pues el período de zafra comprende los meses de mayo hasta octubre o noviembre. Las de carretillas y palas se hacen las extremidades del artesano, que con delicadeza para no dañar la estructura de la salina, extrae pequeños tesoros 100% naturales.

El Mantenimiento: Durante el resto del año, se mantiene la estructura de las salinas y antes del inicio de la cosecha anual se limpian y acondicionan las salinas, para dar paso a la naturaleza.