13 Mrz “Los inicios del restaurante ‚Jardín de la Sal‘ fueron muy duros pero ahora disfrutamos del proyecto”
Los propietarios de las Salinas de Fuencaliente han luchado durante años, contra viento y marea, para lograr el mantenimiento de la explotación artesanal, buscando actividades complementarias que permitieran su pervivencia. El Centro de Interpretación Turística y Etnográfica Salinas Marinas de Fuencaliente y el restaurante temático Jardín de la Sal, que se pusieron en marcha a finales de 2013, están cumpliendo los objetivos marcados. “En los últimos tres años hemos experimentado un cambio considerable: nuestra familia salada ha crecido en una proporción importante, de cuatro puestos de trabajo hemos pasado a más de 20 en la actualidad”, ha asegurado a La Palma Ahora el joven empresario Andrés Hernández García, gerente del grupo Salinas Marinas de Fuencaliente. “Conservamos, por un lado, la pasión por una actividad tan tradicional como la salinera, que queremos que perdure durante muchas generaciones al tratarse de un legado que debemos mantener, y por otro, tenemos la nueva actividad de restauración, que ha sido muy difícil, incluso diría que desilusionante”, reconoce. “Podemos decir con mucha claridad que los inicios han sido muy duros, hemos realizado un master intensivo en restauración y nos falta mucho por aprender, por pulir, pero por suerte comenzamos ahora a disfrutar con el proyecto”, afirma.
Recuerda que “tras muchos años de traspiés legales en busca de las autorizaciones pertinentes para poder emprender el proyecto en un Espacio Natural Protegido -nada más y nada menos que 18 años- conseguimos presentar una iniciativa que creo que se ha convertido en un referente de cómo intervenir en un Espacio Natural, donde se puede conjugar una labor artesanal como la salinera con los valores naturales, científicos, medioambientales y turísticos”, explica. “Una obra donde la piedra, la madera y el cristal son los protagonistas y que hace que el restaurante se mimetice en el entorno, entre los cocederos y cristalizadores que forman El Jardín de la Sal”.
‘Oro blanco’ en los platos
Y la sal tiene un especial protagonismo en los platos de este singular local de restauración del cono sur de la Isla. “Como restaurante temático vinculado a la producción artesanal de la sal y situado en un bello y singular paraje de La Palma, las Salinas de Fuencaliente, tiene presente al denominado oro blanco”, comenta Andrés. “Las diferentes sales aromatizadas son el centro en las mesas del restaurante, y en la carta contamos con platos donde la sal es protagonista o potencia sus sabores como en los langostinos sobre lecho de sal marina Teneguía; la flor de sal de lima también complementa un sorbete de naranja y la flor de sal de Vino Zeus Negramol acompaña a una tarta de chocolate”, detalla.
El pescado es el plato estrella. “El restaurante, diseñado para disfrutar completamente del entorno de sal, mar y volcán en el que se encuentra, ofrece una carta donde predomina el pescado fresco y los productos locales. Trabajamos con cualquier pescado fresco que nos ofrezcan: albacoras, medregal, peto, alfonsiños, morenas, viejas, etc.”, señala.
“Una mente inquieta” al frente de los fogones
Al frente de los fogones, como jefe de Cocina, se encuentra Juan Carlos Rodríguez Curpa. “Es una persona de mente inquieta, creo que se ha erigido como de uno de los principales cocineros de la Isla, además un ejemplo para el resto del sector”, asegura Andrés. “La actividad profesional realizada con anterioridad en Paradores y con su propio restaurante en Tenerife, ha contribuido a limar su formación previa en el IES Virgen de Las Nieves. Destaca, ante todo, su compromiso con un proyecto que pretende poner en valor la cocina local con una presentación transformada y renovada”, añade. “Y junto a un buen cocinero, tiene que existir un cuidado servicio, como es el de Omar Gómez Abrante, maître del restaurante. Su formación en el IES de Santa Brígida (Gran Canaria), así como su posterior experiencia en el Hotel Santa Catalina, han dado como resultado un profesional amante de su profesión y que complementa a la perfección la cocina de Juan Carlos. De nada sirve un suculento plato si la forma de interactuar con el cliente, de mostrárselo, no es la adecuada”, resalta.
Clientes ‘de paso’ y ‘slow’
El cliente que acude a este restaurante temático valora “un todo”. “Por un lado, las vistas, el entorno en general, y por otro, la experiencia gastronómica y su servicio, aunque debemos reconocer que existen dos tipos de clientes: el de paso, para el que el servicio se efectúa de una forma explosiva, ya que requiere un servicio rápido, y el slow, que disfruta de la experiencia durante un largo tiempo, sin prisa, saboreando su comida, disfrutando del entorno”.
Andrés, licenciado en Dirección y Administración de Empresas, apunta que el proyecto que dirige siempre está abierto “a cambios, cambios en positivo, cambios en crecimiento, cambios en mejoras, pero mi gran duda es si los palmeros, entre los que por supuesto me incluyo, estamos preparados para el turismo. Creo que nos falta profesionalizar el sector, la búsqueda de personal cualificado es muy complicada. Quizás en la actualidad puedo decir que es nuestro principal hándicap, y que merma nuestro afán de superación”, admite.
La cafetería del restaurante Jardín de la Sal abre todos los días de 11:00 a 19:00 horas, mientras que el servicio de cocina lo hace de 12:00 a 18:00 horas. Durante la Semana Santa y los viernes y sábados de los meses de agosto y septiembre el horario se amplía hasta las 22:00 horas.
Fuente: La Palma Ahora